domingo, 13 de junio de 2010

La Mort



Éste es un manifiesto irregular y semi-ilusorio acerca de un servilletero vacío y un teléfono muy móvil sin cobertura con el que dejar atrás la melancolía isleña y sumergir la cabeza en un cubo de agua. Podría ejemplificar con murciélagos y sus rutinas, pero no es mi fuerte. Tampoco las jirafas dobladas por escasez de comida en las copas de los árboles. He estado tratando con extraños demasiado tiempo, pero lo justo para darme cuenta de lo que necesito: transfigurar la realidad para encontrar algo en ese recipiente con lo que limpiarme la miel de los labios y vomitar el aire que trago cada día. Enviar señales de humo. Recuperar lo desvanecido con desvanecimiento. Llenar páginas y más paginas en blanco con la poesía de una pared y una mente vacía. Con los versos de mi pelo ondeando cada tarde en el cálido y húmedo viento que presagia tabiques futuros. Todos conocemos la sensación de buscar una respuesta tras una jaula, pero ahora experimentaré los sentimientos de un barrote que ve como suena el teléfono y no puede hacer más que oxidarse. Cuesta hacerse a la idea de ser un recuerdo olvidado, entregado a las fuerzas de la naturaleza, meciéndote como un acordeón desafinado y monopolizando tus propios días como el blanco y el negro de una gran película (en sesión privada, eso sí). Va creciendo en ti como una enfermedad y acaba resultando algo casi divino, o eso creo, a ojos de lo que llaman mundo. Nunca abres los ojos. El futuro próximo no llegará nunca y a largo plazo sólo puedes soñar. Tal vez encuentre algo mejor en mi cita personal y no tenga que dormir más sobre cierto felpudo frío ni pensar en un querido peluche. Tampoco viajar mentalmente sin rumbo como un autor romántico, ni esperar una lluvia de ideas sobre lo que pudo haber sido si hubiera estado ahí, porque no lo estoy; no puedo estarlo. Una voz grave y un acorde cromático me definen frente a todas las armonías vocales que he esperado y no han llegado. Soplar las velas y contemplar lo que queda me ayuda a ver mi reflejo y aceptar lo que soy.


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