Tratar de evitar lo que te cae encima es como recrear en tu mente una canción mientras escuchas otra totalmente distinta. Afortunadamente, con el paso del tiempo, uno aprende a no ceder ante la desesperación y busca claros en lo más profundo de esa selva tan cansina que es la vida en ocasiones. Uno se harta de repetir con distintas palabras lo importante que es ese tiempo, pero al final acabas dejándolo todo en una simple afirmación. Todo es un grandes éxitos, anécdotas que te empeñas en recordar como grandilocuentes y que no son más que anécdotas. Al menos, el hecho de maximizar los resultados nos mantiene con esperanza. Siempre he creído que el pasado es como ese jersey que espera el momento de su estreno. Lo dejas en el fondo del cajón esperando el momento adecuado. A veces en la parte superior, para sentirte tentado de vez en cuando y no enterrarlo demasiado tiempo. Hagas lo que hagas, tarde o temprano acabará mirándote desafiante, agresivo, y acabarás introduciendo tus brazos en él. Por suerte (sé que la menciono demasiadas veces, pero, aunque no sepa con total certeza lo que es realmente, bendita sea la suerte), ese jersey o cualquier otro tipo de prenda más fina y fresca, acabará rompiéndose, desgastándose poco a poco o destiñéndose y deformando su apariencia. Todo depende del uso que le demos. Abusa de tus hazañas y sé una vieja gloria, un gordo y repelente saco de mierda descompuesta, adicto a la cerveza y a la televisión; al menos a la televisión de tu cerebro (si es que aún queda algo que vislumbrar), donde podrás ver como unos jóvenes enérgicos e inocentes te dan una patada en el culo y un soplo de aire fresco a la sociedad. Toma nota y cómprate tres o cuatro jerséis nuevos para no tener que hacer la colada tan a menudo. Más espacio, más opciones, más aire fresco. Olvídate del aire acondicionado, sólo te proporcionará un buen resfriado.
Related sigh: The Pastels - Nothing to Be Done