
Siempre giro sobre mí mismo, bostezo, miro el reloj y repito los pasos. De vez en cuando, con periodicidad indeterminada, pero más bien frecuentemente, muevo la aguja del despertador...ese despertador que no existe, que se ha transformado en teléfono móvil por pura pereza. La misma pereza que oprime todos mis órganos, la maravillosa pereza que me hace encender mi ordenador, único y personal (quizá debería ponerle un nombre, hacerlo uno más de la familia), contemplar las cinco cuartas partes de la transformación de mi vida y sentirme orgulloso de mi música, mis gafas de sol, mi pelo y peinado, mis ojos y los rubíes que esperan impacientemente en mi mesa, con cubiertos de plata donde observar mi reflejo y quedarme paralizado. Soy inteligente, lo sé. Me he convertido en algo increíble desde esta mañana. Jamás habría pensado que un trozo de jabón serviría para algo semejante. Sin embargo, mi hermana Avaricia desea abrir la puerta, bajar a la calle y darse un baño de espuma. Subid a mi cepillo y restregaos contra mi piel. Pulid mi reflejo de las 6 de la mañana. Escupid palabras de amor contra mi cara. Quitaos la camisa y bailad a mi alrededor. Hacedlo rápido, porque la próxima imágen que mi cerebro reciba de mi mismo os obligará a repetirlo, una y otra vez. Nunca estaré satisfecho. Volveré a casa por la noche, cerraré todas la ventanas, derramaré lágrimas de demencia en busca de la máxima locura para vuestros corazones, dispuestos a arrodillarse ante mi hasta el fin. Contemplaré mis pertenencias, desecharé las que menos me convengan y verteré mis residuos sobre todos vosotros, amigos míos, llenos de ilusión y sabiduría; mis dulces cómplices, que siempre acudís cuando os necesito, aún sabiendo que he matado a vuestras familias. Sólo os enseño a vivir, a ver la forma CORRECTA de respirar, a que dejéis la basura de vuestras peripecias donde no pueda verla, por NUESTRO bien. Y me pinto, me maquillo hasta la saciedad para enseñaros mi verdadera cara. Un poco de aquí, un poco de allá, un poco de celo...pero no valéis para...valéis mucho. Mi mundo es mi habitación, esas cuatro (o cinco y tres cuartos, para sentir que he cumplido ante el señor Bizarro) paredes que tanto han aportado a mi espectáculo. Vosotros, amigos, dispondréis de invitaciones, y os prometo que no os saldrá caro...
Si os sirve de fianza, tomad mis palabras, elevadlas a la máxima potencia y aprended, porque seréis los únicos listos que beberéis de mi, este sincerísimamente humilde y sano paciente, pero experto DOCTOR, que jamás os transmitiría una enfermedad por miedo al contagio y que os aprecia, os aprecia de verdad. Joder, gracias por vuestras orquídeas de todos los días. Gracias por venerar mis paredes, por construirme un trono con falso fondo y por cerrar los ojos cada segundo, sólo para mí.
-Habla el rey de los párpados abiertos, orificios nasales, boca grande y orejas cortadas, único e irrepetible. Seguidme y los colores cambiarán de
nombre.
Irony is over. Bye bye.